jueves, 8 de diciembre de 2011

Victoria y su absurda realidad

Blake Edwards nos sumerge en la glamorosa ciudad luz de los años 30, una sociedad parisiense poco conservadora que no está tan alejada de las sociedades modernas, en donde hay apertura hacia ciertas manifestaciones, pero existen grupos que no están dispuestos a aceptar ciertas conductas.

Esta absurda realidad se plantea desde dos perspectivas: la primera, y el eje principal de la película, es la lucha interna de Victoria Grant, una cantante de opereta que está sumida en la pobreza y que se hace pasar por un hombre que pretende ser mujer; y King Marchan, un gánster de Chicago que no concibe el sentirse atraído por un "hombre" que según él es mujer.


Pero los rasgos arquetípicos y la doble moral de los personajes se dejan entrever al inicio de la película, cuando nos presentan a Toddy (Robert Preston), un irreverente cantante de cabaret que sostiene una relación abierta con una figura importante de la sociedad parisiense que vive en la clandestinidad su homosexualidad.

Además, está Norma, la típica intérprete de cabaret, cuyo éxito se reduce a la exhibición de su cuerpo y bailes sensuales que embelesan a los clientes de los salones estadounidenses.

La extravagancia de Edwards en este filme radica en la contradicción sobre identidad sexual y las relaciones de pareja por sobre la opinión de los demás. ¿El resultado? Una comedia utiliza las divertidas posibilidades con las que se puede tratar el tema de las preferencias sexuales.

La riqueza narrativa de la historia la encontramos en el sarcasmo y la ironía con la que Victoria confronta las ideas machistas de Marchan, quien insiste desde el principio en la farsa montada por Grant y Toddy, y al saludarla luego de su número la observa de pies a cabeza y le estrecha con mucha fuerza la mano para calcular su masculinidad y dejar al descubierto cualquier rasgo femenino para comprobar su teoría.

" - Si fueras un hombre te partiría la cara
- ¿Para probar que eres un hombre?
- Ese es un razonamiento de mujer..."





Es importante recalcar que con el supuesto noviazgo entre Victoria y Toddy, Edwards incorpora nuevamente al lenguaje cinematográfico las connotaciones sexuales entre los personajes con el llamado "male impersonation", un vínculo de camaradería con los
hombres que no pretende competir ni coquetear con ellos.


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